Capítulo 6: La revuelta contra Dios
Tabla de contenidos
Introducción
1. Oriente: una revuelta violenta contra Dios
a. Cómo la Unión Soviética destruyó las religiones ortodoxas con violencia
b. La destrucción de la cultura y la religión y la ruptura de la conexión entre el hombre y Dios por el Partido Comunista Chino
2. En Occidente: Infiltración y restricción de religiones
a. Infiltración en la religión
b. Restricción de la religión
3. La teología torcida del espectro comunista
4. Caos religioso
Referencias
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Introducción
Casi todos los pueblos del mundo tienen sus propios mitos y leyendas antiguos sobre la creación del hombre por los dioses, a imagen y semejanza de Dios, los cuales establecen los cimientos de la moral y la cultura de esos pueblos. Estas tradiciones dejan un camino de regreso al Cielo para aquellos que creen en sus dioses. En Oriente y Occidente, hay registros y leyendas sobre cómo Nüwa y Jehová crearon a su gente.
Los dioses aconsejan al hombre seguir los mandamientos de los dioses so pena de ser castigados por ellos. En tiempos de decadencia moral generalizada, los dioses destruyen al hombre a fin de preservar la pureza del universo. Muchas razas en el mundo tienen leyendas sobre cómo grandes inundaciones destruyeron civilizaciones. Algunas quedaron registradas en detalle.
A fin de mantener la moral de los seres humanos, hay tiempos en que seres iluminados o profetas reencarnan en el mundo humano para rectificar los corazones de la gente, y así evitar que sean destruidos y guiar a esas civilizaciones a que se desarrollen y maduren. Entre tales individuos están Moisés y Jesús en Occidente, Laozi en Oriente, Sakyamuni en India y Sócrates en la antigua Grecia.
La historia y la cultura humanas ayudan a las personas a entender qué son los Budas, los Taos y los dioses; qué significa creer en Dios y cómo practicar la cultivación. Las diferentes escuelas de cultivación enseñan qué es recto y qué es perverso, cómo distinguir la verdad de la falsedad y el bien del mal, y finalmente enseñan al hombre a esperar el regreso del Creador a la Tierra antes del fin del mundo a fin de ser salvados y regresar al Cielo.
Una vez que las personas cortan su conexión con el dios que las creó, su moral se deteriora rápidamente. Por lo tanto, algunas razas desaparecieron, tal como la legendaria civilización Atlantis, que se hundió en el mar de la noche a la mañana.
En Oriente, especialmente en China, las creencias están arraigadas en los corazones de las personas mediante la cultura tradicional. Así, es difícil engañar a los chinos para que acepten el ateísmo con simples mentiras. Con el objeto de erradicar los 5000 años de creencias y cultura, el espectro perverso del comunismo utilizó violencia a gran escala para asesinar a las élites que habían heredado la cultura tradicional y luego usó mentiras para engañar a los jóvenes de generación en generación.
En Occidente y en otras partes del mundo, las religiones y las creencias son las formas principales en que el hombre y los dioses mantienen contacto, y también son pilares importantes para mantener los estándares morales. A pesar de que el espectro perverso del comunismo fracasó en establecer la tiranía comunista en estos países, sí logró el objetivo de destruir las religiones ortodoxas y corromper a los seres humanos con el engaño, la desviación y la infiltración.
1. Oriente: una revuelta violenta contra Dios
a. Cómo la Unión Soviética destruyó las religiones ortodoxas con violencia
El Manifiesto Comunista propugna la destrucción de la familia, la iglesia y el Estado-nación. Obviamente, eliminar y subvertir a las religiones es uno de los objetivos principales del Partido Comunista.
Habiendo pasado de creer en los dioses a convertirse en seguidor de Satán, Marx sabía claramente sobre la existencia de los dioses y el diablo. También sabía claramente que las enseñanzas demoníacas sin adornos eran difíciles de aceptar para la gente –especialmente para las personas religiosas. Por lo tanto, él abogó por el ateísmo desde el principio, y declaró que “la religión es el opio del pueblo”, y que el “comunismo comienza desde el principio con el ateísmo” [1], y así.
La gente no necesita adorar al diablo, pero siempre que la gente ya no crea en los dioses, el diablo puede corromper y ocupar el alma y finalmente arrastrar a la gente hacia el Infierno. Es por eso que los partidos comunistas cantan: “Nunca hubo ningún salvador del mundo, / Ni deidades, ni emperadores de los que depender. / Para crear la felicidad de la Humanidad / ¡Debemos depender completamente de nosotros mismos!”.
Marx denigraba a las religiones y a los dioses rectos en su teoría, mientras que Lenin fue capaz de utilizar la maquinaria estatal para atacarlos luego de tomar el poder en 1917. Lenin usó violencia y otras tácticas de alta presión para oprimir a las religiones ortodoxas y a la fe recta de manera de forzar a las personas a separarse de los dioses.
En 1919, Lenin comenzó la eliminación a gran escala de la religión bajo el nombre de prohibir la divulgación de pensamientos viejos. En 1922, Lenin aprobó una resolución secreta que estipulaba la quita de propiedades de valor, especialmente de las instituciones religiosas más ricas, con “inflexible resolución, sin dudar nada y en el tiempo más corto”. Declaró: “Cuanto mayor sea la cantidad de representantes del clero reaccionario y de la burguesía reaccionaria que logremos disparar a muerte en esta ocasión, mejor será, dado que a este ‘público’ precisamente debe dársele una lección de tal manera que no se atrevan a pensar en ninguna resistencia por varias décadas” [2].
Por un tiempo, se saqueó una gran cantidad de propiedad de la iglesia, se cerraron iglesias y monasterios, un gran número de clérigos fueron arrestados y miles de clérigos ortodoxos fueron ejecutados.
Después de la muerte de Lenin, Stalin siguió a Lenin y comenzó una purga extremadamente cruel en los años 30. Además de miembros del Partido Comunista, intelectuales y gente del ámbito religioso también fueron incluidos en la purga. Stalin ordenó que todo el país implementara un Plan Quinquenal de Ateísmo. Él declaró que cuando se completara el plan, se cerraría la última iglesia, se destruiría al último sacerdote, la Unión Soviética se convertiría en una tierra fértil para el ateísmo comunista y ya no se podría encontrar ningún rastro de religión.
Según estimaciones conservadoras, unos 42.000 curas fueron torturados hasta la muerte en la campaña. Para 1939, había poco más de 100 Iglesias Ortodoxas abiertas al público en toda la Unión Soviética, mientras que antes de que la Unión Soviética tomara el poder había más de 40.400. El 98 por ciento de las Iglesias Ortodoxas y monasterios en toda la Unión Soviética fueron cerrados. Las Iglesias Católicas también fueron erradicadas. Durante este período, las élites culturales y los intelectuales fueron enviados a gulags o ejecutados a tiros.
Durante la Segunda Guerra Mundial, para aprovecharse de los recursos financieros y humanos de la iglesia a fin de resistir a Alemania, Stalin pareció hacer una pausa en la persecución de las iglesias Ortodoxa y Católica, y dio la impresión de que podría rehabilitar estas religiones. Pero tenía un fin más bajo en mente: ejercer un control estricto sobre la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica restauradas como una herramienta para socavar a las religiones tradicionales.
Alejo II de la ex Unión Soviética fue promovido a obispo de la Iglesia Ortodoxa en 1961 y se convirtió en arzobispo en 1964. Se convirtió en Patriarca de Moscú en 1990, antes de la desintegración de la Unión Soviética. Luego del colapso de la Unión Soviética, se abrieron brevemente los archivos de la KGB, los cuales revelaron que Alejo II trabajaba para la KGB (Komitet Gosudarstvennoy Bezopasnosti, o Comité para la Seguridad Estatal, la agencia de policía secreta de la Unión Soviética).
Más tarde, Alejo II confesó que había sido quebrantado y que era un agente de los soviéticos. Se lamentó abiertamente: “Para defender una cosa, era necesario ceder en otra. ¿Acaso hubo otras organizaciones u otras personas entre quienes tenían que cargar una responsabilidad no solo por sí mismos sino por cientos de miles de otros destinos, que en esos años de la Unión Soviética no hayan sido obligadas a actuar de la misma manera? No obstante, ante esas personas –a las que la transigencia, el silencio, la pasividad o las expresiones de lealtad forzadas, permitidas por los líderes de la iglesia en esos años, causaron dolor– ante esta gente, no solo ante Dios, pido perdón, comprensión y oraciones”. [3]
Así, la religión se convirtió en un arma de lavado de cerebro y de engaño al público, bajo el control del espectro perverso del comunismo.
El Partido Comunista de la Unión Soviética no reservó la religión adulterada para su propio territorio, sino que extendió su influencia maligna al mundo de manera sistemática.
b. La destrucción de la cultura y la religión y la ruptura de la conexión entre el hombre y Dios por el Partido Comunista Chino
El PCCh destruye la cultura tradicional china
A pesar de que China no tiene una sola religión para todo el pueblo como ocurre en otros países, el pueblo chino también tiene una firme creencia en los dioses y en Buda. La vida religiosa de China es única: a diferencia de otras regiones llenas de conflictos religiosos, el Confucionismo, el Budismo, el Taoísmo e incluso las religiones occidentales han coexistido pacíficamente en China. Estas creencias son los cimientos de la cultural tradicional china.
A pesar de la gran inundación que causó la destrucción de la humanidad, China preservó una civilización completa. Desde entonces, la nación china continuó desarrollándose. Mantuvo un registro continuo de su historia de 5000 años y creó una era espléndida y magnífica que se ganó la estima de muchas naciones. China era llamada “el Imperio Celestial”. Su cultura influenció profundamente la región de Asia Oriental y condujo a la formación de una esfera civilizacional china. La apertura de la Ruta de la Seda y la propagación de los cuatro grandes inventos (papel, brújula, pólvora e imprenta) a Occidente promovieron la civilización global e influyeron en el desarrollo de Europa e incluso del mundo.
Las espléndidas cultura y creencias de China han estado integradas a la médula ósea del pueblo chino durante 5000 años –y esto las convirtió en un objetivo que el espectro perverso del comunismo quería destruir. No obstante, simplemente engañar y tentar al pueblo chino para que abandone miles de años de cultura y creencias tradicionales y acepte la ideología occidental del comunismo era imposible. Por lo tanto, el PCCh utilizó todo tipo de tácticas perversas a lo largo de décadas de constantes campañas políticas. Comenzando con matanzas violentas, el PCCh socavó la esencia de la religión, persiguió a intelectuales y destruyó la cultura tradicional china, incluyendo su cultura material (arquitectura, templos, reliquias culturales, pinturas antiguas y objetos ancestrales, entre otros). El Partido buscó cortar la conexión entre Dios y el hombre a fin de lograr su objetivo de destruir la cultura tradicional y destruir a los seres humanos.
Mientras destruía la cultura tradicional, el Partido también estableció sistemáticamente la cultura perversa del Partido y la utilizó para cultivar y entrenar a quienes no fueron asesinados, a fin de convertirlos en herramientas para socavar la cultura tradicional. Algunos siguieron al espectro comunista y asesinaron a otros.
El PCCh entiende bien cómo usar los intereses económicos, el lavado de cerebro político y otros medios para hacer que la gente sucumba ante la manipulación. Reiterados movimientos políticos, supresiones y masacres hicieron que el PCCh se familiarizara cada vez más con estas tácticas, y esto permitió que estuviera listo para la batalla final entre lo recto y lo perverso en el mundo humano.
Destrucción de los cimientos de la cultura tradicional
Los terratenientes y la aristocracia de las áreas rurales, así como los mercaderes y eruditos-funcionarios de las áreas urbanas, eran las élites de la cultura tradicional de China. Ellos cargaban la misión de heredar y difundir las tradiciones chinas. En las primeras etapas de la toma del poder del PCCh en 1949, el Partido usó una serie de movimientos como la campaña de reforma de la tierra, la campaña para suprimir contrarrevolucionarios, y la Campaña de los Tres Anti y la Campaña de los Cinco Anti para masacrar terratenientes y a la aristocracia de las aldeas, y a los capitalistas en las ciudades. Saqueando la riqueza social mientras creaba terror, el Partido aniquiló a las élites que habían heredado y promulgado la cultura tradicional.
Al mismo tiempo, al utilizar los métodos de “ajustes institucionales” para “reformar ideológicamente” a los eruditos, y al adoctrinarlos con el materialismo, el ateísmo y la teoría de la evolución, el PCCh lavó sistemáticamente el cerebro de la nueva generación de estudiantes, inculcando el odio hacia la cultura tradicional. Mediante el movimiento antiderechista de los años 50, todos los intelectuales desobedientes fueron exiliados y sentenciados a reeducación a través de trabajo forzado, arrojándolos al fondo de la sociedad. El Partido convirtió a los eruditos –cuyas perspectivas antes eran respetadas y guiaban a la sociedad– en objeto de burla y ridículo.
Seguido a la erradicación de las élites tradicionales, el proceso de herencia y transmisión de la cultura tradicional china, que había durado generaciones, llegó a su fin. Los jóvenes que llegaron después ya no se habían aculturado, socializado y nutrido en esa cultura a través de la familia, la escuela, la sociedad y su aldea –y así se convirtieron en una generación sin cultura tradicional.
Luego del movimiento antiderechista, sea en la familia, la escuela o la sociedad, ya no había voces independientes. No obstante, el PCCh aún no estaba satisfecho. Después de todo, los ancianos aún preservaban la memoria de la cultura tradicional, y los portadores materiales de la cultura tradicional, como artefactos antiguos y edificios, estaban por todas partes. Lo que es más, los valores tradicionales continuaban siendo transmitidos a través del arte.
En 1966, el PCCh inició un movimiento que apuntó a destruir la cultura tradicional a una escala mayor: la Gran Revolución Cultural. Utilizando estudiantes cuyos cerebros habían sido lavados después del establecimiento de la República Popular China, suscitó la agitación y la rebeldía de los adolescentes, y utilizó la campaña de Destruir los Cuatro Viejos (viejas ideas, vieja cultura, viejas costumbres y viejos hábitos) para sembrar el caos y la catástrofe en la cultura tradicional china.
Después de la Revolución Cultural, el fuego infernal de Destruir los Cuatro Viejos quemó por toda la tierra de China. Monasterios, templos, estatuas y pinturas budistas, artefactos y sitios culturales fueron destruidos por completo. La esencia de la cultura china que había sido heredada y preservada por miles de años fue destruida de la noche a la mañana, más allá de la restauración.
Antes de la Revolución Cultural, había más de 500 templos y monasterios en Beijing. En las miles ciudades y pueblos de China, cada pueblo tenía antiguos muros, templos y monasterios. Por todas partes había artefactos antiguos. A solo 30 centímetros debajo de la tierra, se podían encontrar artefactos de la historia reciente; a medio metro, 1 metro, o 6 metros, los artefactos dejados por las dinastías precedentes eran incontables. Sin embargo, durante la Revolución Cultural, vastas cantidades de estos objetos fueron destruidos.
La campaña para Destruir los Cuatro Viejos no solo arruinó los sitios de práctica, rezo y cultivación religiosa –sitios antiguos que representaban la armonía entre el hombre y el Cielo– sino que también se dedicó a erradicar de los corazones humanos las creencias rectas básicas, tales como la creencia en la armonía entre los humanos y el cosmos. Muchas personas, que creen que tales tradiciones son irrelevantes, quizás no le den mucha importancia a esto, pero cuando la gente corta sus lazos con los dioses, pierde la protección de los dioses y se aproxima a un peligroso abismo. En ese punto, es solo una cuestión de tiempo.
Además, para cortar la conexión del pueblo chino con sus ancestros y dioses, el PCCh tomó la delantera en maldecir a los ancestros del pueblo chino y en profanar y desdeñar la cultura tradicional. Los países de todo el mundo generalmente veneran a sus ancestros y reyes del pasado y valoran sus tradiciones. Del mismo modo, los sabios y filósofos de la historia china dejaron como legado una cultura de esplendor. Esta cultura es un tesoro que pertenece a China y al mundo, y se merece el respeto de las generaciones futuras.
No obstante, a los ojos del PCCh y de sus desvergonzados propagandistas, el emperador, los generales, los eruditos y las personas talentosas de la China antigua eran unos buenos para nada. Semejante insulto a los propios ancestros es ciertamente algo raro en la historia. Bajo el mando del PCCh, el pueblo chino llegó a oponerse a Dios, rechazar a sus ancestros y destruir su propia cultura, transitando así un camino peligroso.
Persecución de religiones
Las creencias religiosas son un componente vital de la cultura tradicional china; el Taoísmo, el Budismo y el Confucianismo conocidos por el mundo estaban profundamente entrelazados en su brillantez y perduraron miles de años en la historia china. Muchas religiones occidentales también jugaron un rol en la historia de China.
Luego de que el PCCh obtuviera el poder con violencia en 1949, siguió los pasos de la Unión Soviética. Por un lado, el PCCh promovió el ateísmo y lanzó ataques ideológicos contra la creencia en Dios. Por otro lado, mediante una serie de movimientos políticos, utilizó métodos de violencia y alta presión para suprimir, perseguir y eliminar a las religiones, incluyendo el asesinato de practicantes religiosos. La persecución a personas de fe ortodoxa se volvió más y más severa, hasta que alcanzó su pico con el comienzo de la sangrienta persecución a Falun Dafa en 1999.
Después de 1949, el PCCh comenzó a perseguir a las religiones a gran escala y a prohibir las reuniones religiosas. El PCCh quemó numerosas copias de la Biblia y escrituras de muchas otras religiones. También exigió pesados castigos para cristianos, católicos, taoístas y budistas, incluyendo que los miembros se registrasen con el gobierno y se arrepintieran de supuestos errores. Quienes se rehusaban a obedecer fueron objeto de severos castigos.
En 1951, el PCCh también declaró explícitamente que quienes continuaran asistiendo a reuniones religiosas serían ejecutados o encarcelados de por vida. Numerosos monjes budistas fueron ahuyentados de los templos u obligados a vivir y trabajar en ambientes seculares. Los católicos y los sacerdotes occidentales en China fueron encarcelados y torturados. Los sacerdotes chinos también fueron a la cárcel, mientras que los creyentes fueron ejecutados o enviados a campos de reeducación mediante trabajo forzado. Los sacerdotes y seguidores cristianos tuvieron el mismo destino que los católicos.
Después de 1949, más de 5000 obispos y sacerdotes católicos chinos fueron encarcelados o ejecutados, y solo quedaron unos pocos cientos. Algunos sacerdotes extranjeros en China fueron ejecutados. El resto fue expulsado. Más de 11.000 católicos fueron asesinados. Numerosos seguidores fueron arrestados arbitrariamente o fueron objeto de multas exorbitantes. Según estadísticas incompletas, en los primeros años del ascenso del PCCh al poder, cerca de tres millones de seguidores religiosos y miembros de organizaciones religiosas fueron arrestados o ejecutados.
Al igual que el Partido Comunista Soviético, para fortalecer el control sobre la religión, el PCCh estableció agencias regulatorias para cada grupo, tales como la Asociación Taoísta China, la Asociación Budista China, y así. Contra los católicos, el PCCh estableció la Asociación Patriótica Católica China, a la cual controla completamente. Todas las asociaciones religiosas fueron creadas para seguir la voluntad del Partido, el cual controlaba y “reformaba el pensamiento” de sus miembros. Al mismo tiempo, el PCCh utilizó esas asociaciones para llevar a cabo acciones que el espectro perverso no podía hacer directamente: sembrar discordia y corromper a las religiones ortodoxas desde adentro.
El PCCh trató al Budismo Tibetano de la misma manera. Después de despachar ejércitos y ocupar el Tíbet en 1950, el PCCh comenzó una intensa persecución del Budismo Tibetano. El 14° Dalai Lama escapó del Tíbet en 1958 y ha vivido exiliado en India, a lo cual el PCCh considera una rebelión. En mayo de 1962, el 10° Panchen Lama envió al Consejo Estatal del PCCh un informe sobre el sabotaje del Partido a la cultura tibetana, especialmente sus tradiciones budistas:
“Con respecto a la erradicación de estatuas budistas, escrituras budistas y estupas budistas, hablando básicamente, con excepción de un muy pequeño número de monasterios, entre ellos los cuatro grandes monasterios que estaban protegidos, en los otros monasterios y aldeas, en pequeños pueblos y pueblos en las amplias zonas agrícolas y ganaderas del Tíbet, algunos de nuestros cuadros Han elaboraron un plan, nuestros cuadros tibetanos se movilizaron, y algunas personas entre los activistas que no entraban en razón jugaron el rol de ejecutores del plan. Usurparon el nombre de las masas y se pusieron el rostro de las masas, y suscitaron una gran inundación de olas para eliminar las estatuas del Buda. A las escrituras y estupas budistas, las arrojaron al agua, las arrojaron al suelo, las rompieron y las fundieron. Llevaron a cabo, de forma temeraria, una destrucción salvaje y apresurada de los monasterios, salones budistas, muros “mani” y estupas, y se robaron muchos ornamentos de las estatuas del Buda y objetos preciosos de las estupas budistas. Debido a que los organismos de compra del gobierno no fueron cuidadosos en hacer distinciones cuando compraron metales no ferrosos, compraron muchas estatuas del Buda, estupas y vasijas de ofrenda hechas de metales no ferrosos y mostraron una actitud de incentivar la destrucción de estas cosas. Como resultado, algunas aldeas y monasterios no parecían haber sido el resultado de acciones deliberadas del hombre, sino que más bien parecían como si hubiesen sido accidentalmente destruidos por un bombardeo y una guerra que acababa de terminar, y mirarlos era insoportable. Lo que es más, insultaron sin escrúpulos a la religión, usando el Tripitaka como material para fertilizante, en particular usando imágenes de Buda y sutras budistas para hacer zapatos. Esto fue totalmente irracional. Debido a que hicieron tantas cosas que incluso los lunáticos difícilmente harían, personas de todos los estratos estaban completamente escandalizadas, estaban extremadamente confundidas emocionalmente y se sentían muy desalentadas y descorazonadas. Gritaban, con lágrimas cayendo de sus ojos: ‘Nuestra región se ha convertido en una zona oscura’, y otros gritos lastimosos”. [4]
Luego de que comenzara la Revolución Cultural en 1966, muchos Lamas fueron obligados a volverse seculares, y muchas valiosas escrituras fueron quemadas. Hasta 1976, de los 2700 templos que había originalmente en el Tíbet, solo quedaban ocho. El Templo Jokhang –construido hace más de 1300 años, antes de la Dinastía Tang, y el templo más importante del Tíbet– también fue saqueado durante la Revolución Cultural.
En China, la cultivación del Taoísmo tiene una historia antigua. Hace más de 2500 años, Laozi dejó el Tao Te Ching, compuesto de 5000 caracteres. Es la esencia de la cultivación taoísta. La difusión del Tao Te Ching no se limitó a los países orientales; muchos países occidentales también lo tradujeron a sus idiomas. Sin embargo, durante la Revolución Cultual, Laozi fue criticado como hipócrita y el Tao Te Ching fue considerado una “superstición feudal”.
Los principios fundamentales del Confucianismo son la benevolencia, la rectitud, la disposición moral a hacer el bien, la conducta apropiada, la sabiduría y la confianza. Confucio estableció los estándares morales por generaciones. Durante la Revolución Cultural, los rebeldes en Beijing guiaron a los Guardias Rojos a Qufu, el pueblo natal de Confucio, donde sabotearon y quemaron libros antiguos y destrozaron miles de lápidas históricas, entre ellas la de Confucio. En 1974, el PCCh comenzó otro movimiento para “Criticar a Lin [Biao], Criticar a Confucio”. El PCCh consideraba inútil el pensamiento tradicional del Confucianismo con respecto a cómo vivir y qué estándares morales sostener.
Incluso más brutal y trágica fue la persecución lanzada en julio de 1999 por el entonces líder del Partido, Jiang Zemin, hacia Falun Gong (también conocido como Falun Dafa) y sus cultivadores, que practican Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Lo que es más, el Partido lleva a cabo la sustracción de órganos en vida de los practicantes de Falun Gong, un crimen que nunca antes existió en el planeta.
En unas pocas décadas, el PCCh devastó completamente miles de años de la cultura tradicional, los valores morales y la creencia en la autocultivación de China. Como resultado, la gente ya no creyó en dioses, se apartaron de dios y sufrieron un vacío espiritual y la corrupción de sus valores morales. Así, la sociedad empeoró día a día.
2. En Occidente: Infiltración y restricción de religiones
El demonio del comunismo también hizo arreglos sistemáticos para atacar a los creyentes religiosos en países no comunistas. A través del Partido Comunista de la Unión Soviética y del PCCh, utilizó dinero y espías para infiltrarse en las instituciones religiosas de otros países, bajo la excusa de “intercambio religioso”, a fin de torcer las creencias religiosas o atacarlas directamente, e introducir las ideologías socialistas o comunistas en la religión. Esto entonces llevó a que los creyentes continuaran adorando y practicando religiones que habían sido cambiadas por la ideología comunista.
a. Infiltración en la religión
Curtis Bowers, productor del documental Agenda – Grinding America Down, reveló que encontró el testimonio ante el Congreso dado en 1953 por Manning Johnson, un miembro de alto nivel del Partido Comunista. Johnson dijo:
Una vez que el Kremlin definió la táctica de infiltrarse en organizaciones religiosas, la mecánica real de implementar la ‘nueva línea’ era una cuestión de seguir la experiencia general del movimiento de las iglesias existente en Rusia, en el que los comunistas descubrieron que la destrucción de la religión podía proceder mucho más rápido mediante la infiltración en la iglesia de agentes comunistas que operasen dentro de la iglesia misma.
En general, la idea era desviar el énfasis del pensamiento clerical desde lo espiritual hacia lo material y político –por político, por supuesto, se entiende la política basada en la doctrina comunista de conquista del poder. En vez de poner énfasis en lo espiritual y en los asuntos del alma, el nuevo y pesado énfasis se ponía en tratar con esos asuntos que, en general, llevaban hacia el programa comunista de ‘exigencias inmediatas’. Estas exigencias sociales, por supuesto, eran de tal naturaleza que luchar por ellas tendería a debilitar a la sociedad actual y a prepararla para la conquista final de las fuerzas comunistas.
El demonio del comunismo en efecto actúo de esta forma. Por ejemplo, algunos marxistas se disfrazaron y se infiltraron en iglesias cristianas de Estados Unidos. Comenzaron a entrar a los seminarios en los años 80 y 90 y a maleducar a generación tras generación de sacerdotes y pastores que luego pasaron a influenciar la religión en Estados Unidos.
El historiador búlgaro Momchil Metodiev, luego de una extensa investigación de los archivos de la Guerra Fría del Partido Comunista Búlgaro, expuso el hecho de que la red de inteligencia comunista de Europa del Este colaboró estrechamente con los comités religiosos del Partido para influenciar e infiltrarse en las organizaciones religiosas internacionales. [5]
A escala global, una organización que fue significativamente infiltrada por el comunismo en Europa del Este fue el Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Establecido en 1948, el CMI es una organización cristiana interiglesias a nivel mundial. Entre sus miembros hay iglesias de varias formas principales de Cristianismo, que representan alrededor de 590 millones de personas de 150 países diferentes. El CMI es, por lo tanto, una gran fuerza en los círculos religiosos mundiales.
No obstante, el CMI fue la primera organización religiosa internacional en aceptar países comunistas (incluso la Unión Soviética y sus Estados subordinados) como miembros durante la Guerra Fría y en aceptar apoyo financiero de países comunistas.
La infiltración comunista del CMI incluyó varias victorias importantes, como la elección del obispo ortodoxo ruso metropolitano de Leningrado, Nikodim, como presidente del CMI en 1975. Otra victoria fue el rol que jugó durante décadas el espía comunista búlgaro Todor Sabev, quien se desempeñó como subsecretario general del CMI entre 1979 y 1993. El historiador Momchil Metodiev señala que en los años 70, Nikodim lideró la infiltración bajo las directivas de la KGB, con apoyo de obispos y agentes en Bulgaria. [6]
En base a un archivo develado de la KGB de 1969, el historiador y profesor de la Universidad de Cambridge Christopher Andrew escribe que durante la Guerra Fría, importantes representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el CMI trabajaban secretamente para la KGB, ejerciendo una influencia encubierta en la políticas y las operaciones del CMI. Un archivo develado de la KGB de 1989 muestra que estos representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa controlados por la KGB insertaron con éxito sus fines ocultos en las comunicaciones públicas del CMI. [7]
Si entendemos cómo los comunistas de Europa del Este infiltraron y manipularon las iglesias, no es difícil entender por qué el CMI ignoraba la oposición de sus miembros e insistió con financiar a la Unión Nacional Africana de Zimbabue – Frente Patriótico (ZANU-PF, según sus siglas en inglés) en enero de 1980. El ZANU-PF era un notorio grupo de guerrillas comunistas conocidas por asesinar misioneros y derribar vuelos comerciales.
El CMI también estuvo infiltrado por el PCCh a través del Consejo Cristiano Chino, una herramienta del Partido para controlar la religión. El Consejo es el único representante oficial de la China comunista en el CMI y, debido a la influencia monetaria y de otros tipos, el CMI ha consentido durante años los intereses del PCCh.
El secretario general del CMI visitó oficialmente China a comienzos de 2018 y se reunió con varias organizaciones cristianas controladas por el Partido, entre ellas el Consejo Cristiano Chino, el Comité Nacional del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías de las Iglesias Protestantes de China y la Administración Estatal de Asuntos Religiosos. En China, el número de miembros de grupos cristianos no oficiales (iglesias clandestinas) es mucho mayor que el de las oficiales; no obstante, los delegados del CMI no planearon reuniones con ningún grupo cristiano no oficial a fin de evitar conflictos con Beijing.
b. Restricción de la religión
La infiltración del espectro comunista en Occidente es omnipresente y la religión ha sido golpeada por ideologías y comportamientos que denigran a Dios. Ideas como la “separación de la iglesia y el Estado” y la “corrección política”, que surgieron del comunismo, han sido utilizadas para marginalizar y sabotear religiosas rectas y ortodoxas.
Estados Unidos fue construido como una nación bajo Dios. Todos los presidentes de EE. UU., al tomar juramento, ponen su mano sobre la Biblia y piden a Dios que bendiga a Estados Unidos. Hoy en día, cuando la gente religiosa critica comportamientos, ideas y políticas que se apartan de los dioses, o hablan en contra del aborto o la homosexualidad, que están prohibidos por Dios, los comunistas en Estados Unidos, o la izquierda militante, comienzan la ofensiva. Utilizan la “separación de la iglesia y el Estado” para decir que la religión no debería tener nada que ver con la política, y así buscan restringir la voluntad de Dios y las admoniciones y limitaciones en el comportamiento humano dejadas por los dioses.
Durante miles de años, los dioses se dieron a conocer ante aquellos que tienen fe. En el pasado, las personas de fe con creencias rectas constituían la mayor parte de la sociedad y tenían una enorme influencia positiva en la moral social. Hoy en día, la gente solo puede hablar sobre la voluntad de Dios dentro de la iglesia. Fuera de la iglesia, no pueden criticar ni resistir los intentos por socavar los parámetros de Dios para la conducta humana. La religión casi ha perdido su función de mantener la moral de la sociedad y, como resultado, la moral en Estados Unidos ha colapsado como un alud.
En años recientes, la corrección política fue promovida aún más, al punto que las personas vacilan al decir Feliz Navidad en un país que fue fundado sobre la base del Cristianismo. Esto sucede solo porque algunos afirman que es políticamente incorrecto y que hiere los sentimientos de quienes no son cristianos. De forma similar, cuando las personas hablan abiertamente de su creencia en Dios o rezan a Dios, algunos dicen que esto discrimina a las personas de otras creencias, incluso a quienes no tienen una. El hecho es que todas las personas tienen permitido expresar sus creencias, incluyendo el respeto por sus dioses, a su manera, y no tiene nada que ver con la discriminación.
En las escuelas de hoy, no se permiten las clases que involucran creencias religiosas y valores tradicionales. Los maestros no pueden hablar de la Creación, en razón de que la ciencia aún tiene que probar la existencia de Dios. La ciencia también aún tiene que probar el ateísmo y la evolución –pero estas teorías se enseñan como la verdad en las escuelas. Por otro lado, el discurso que ataca, rechaza y denigra a los dioses es protegido y glorificado bajo la bandera de la libertad de expresión.
La infiltración del espectro comunista en la sociedad, y las restricciones y manipulación de la religión, la cultura, la educación, las artes y el derecho constituyen un asunto excesivamente complejo y sistémico. Discutiremos esto en detalle en los próximos capítulos.
3. La teología torcida del espectro comunista
En el siglo pasado, varias teologías distorsionadas ganaron popularidad a medida que el pensamiento comunista se propagó por el mundo religioso, subvirtiendo al clero e infiltrando y corrompiendo sutilmente a las religiones ortodoxas. El clero interpretó desvergonzadamente las escrituras de acuerdo a sus caprichos, distorsionando las enseñanzas rectas dejadas por los seres iluminados de las religiones ortodoxas. Especialmente en los años 60, la “teología revolucionaria”, la “teología de la esperanza”, la “teología política” y otras teologías distorsionadas saturadas de pensamiento marxista sembraron el caos en el mundo religioso.
Muchos sacerdotes de América Latina fueron educados en seminarios europeos en el siglo pasado y fueron profundamente influenciados por las nuevas teorías teológicas que habían sido alteradas por las tendencias comunistas. La “teología de la liberación” estuvo activa en Latinoamérica en el siglo XX durante los años 60–80. Su representante principal era el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez.
Esta teología inserta la lucha de clases y el pensamiento marxista directamente en la religión, e interpreta la compasión de Dios hacia la humanidad como que los pobres deberían ser liberados –de manera que los creyentes religiosos deberían participar en la lucha de clases a fin de que los pobres obtengan un estatus de igualdad. Esta escuela de pensamiento utilizaba la instrucción del Señor a Moisés para liderar a los judíos fuera de Egipto como la base teórica de la creencia en que el Cristianismo debería liberar a los pobres.
Esta teología emergente, que enfatiza la lucha de clases y el establecimiento del socialismo, fue enormemente elogiada por Fidel Castro, líder del Partido Comunista de Cuba. A pesar de que la Iglesia Católica tradicional resistió la proliferación de estas tal llamadas teologías emergentes, el nuevo Papa, designado en 2013, invitó al representante de la teología liberal, Gutiérrez, a asistir a una conferencia de prensa en el Vaticano el 12 de mayo de 2015 como invitado principal, mostrando así el consentimiento y el apoyo de la Iglesia Católica actual a la teología de la liberación.
La teología de la liberación se propagó primero por Sudamérica y luego por todo el mundo. En varias partes del mundo, aparecieron muchas teologías emergentes similares a la teología de la liberación, como la “teología negra”, la “teología de la mujer”, la “teología de la Muerte de Dios”, la “teología liberal”, e incluso la “teología queer”. Estas teologías distorsionadas alteraron enormemente las creencias ortodoxas católicas y cristianas, entre otras, en todo el mundo.
Durante los años 70 en Estados Unidos, el líder del infame Templo del Pueblo de los Discípulos de Cristo (“Templo del Pueblo”), que se llamaba a sí mismo la reencarnación de Lenin, era un creyente marxista y estableció las enseñanzas originales del Marxismo-Leninismo y del Pensamiento de Mao Zedong como la doctrina del Templo del Pueblo. Afirmaba que estaba haciendo proselitismo en Estados Unidos a fin de lograr sus ideales comunistas.
Luego de asesinar al congresista estadounidense Leo Ryan, que estaba investigando denuncias contra la secta, él supo que le sería difícil escapar, así que obligó cruelmente a sus seguidores a cometer un suicidio en masa. Incluso asesinó a quienes no estaban dispuestos a cometer suicidio con él. Al final, más de 900 personas cometieron suicidio o fueron asesinadas. Esta secta mancilló la reputación de la religión y afectó adversamente la fe recta en las religiones ortodoxas. Así, tuvo un serio impacto negativo en la gente en general.
4. Caos religioso
El libro El Comunismo al desnudo, publicado en 1958, enumera 45 blancos de destrucción para el comunismo en Estados Unidos. Sorprendentemente, muchos de los objetivos ya se volvieron realidad. El número 27 en la lista es: “Infiltrar las iglesias y reemplazar la religión revelada con la religión ‘social’. Desacreditar a la Biblia…”. [8]
En el sector religioso de hoy en día, en particular las tres religiones ortodoxas originales –el Cristianismo, el Catolicismo y el Judaísmo (consideradas en su conjunto como las religiones reveladas)– han sido alteradas de forma demoníaca y están controladas por el espectro comunista, y han perdido las funciones que tenían en sus formas originales. Las nuevas denominaciones establecidas o alteradas de forma demoníaca con principios y conceptos comunistas se convirtieron en declaraciones aún más directas de la ideología comunista. Las religiones eran importantes pilares para mantener al mundo occidental operando de manera tranquila y normal, no obstante, han sido deformadas por el espectro comunista hasta quedar irreconocibles.
Actualmente, en las iglesias de varias religiones, muchos obispos y sacerdotes promulgan simultáneamente teologías desviadas, mientras que al mismo tiempo corrompen y se asocian con sus seguidores en una serie de escándalos sin fin. Muchos creyentes van a la iglesia porque piensan que es algo civilizado o incluso una forma de entretenimiento o de vida social, pero no están genuinamente comprometidos a cultivar su carácter.
Las religiones han sido corrompidas desde dentro. El resultado es que la gente pierde su confianza en las religiones y sus creencias rectas en Budas, Daos y dioses. Como consecuencia, terminan abandonando sus creencias. Si el hombre no cree en lo divino, Dios no lo protegerá y, en última instancia, la humanidad será destruida.
El 29 de junio de 2017, el Departamento de Policía de Victoria, Australia, realizó una breve conferencia de prensa para anunciar que “debido a las acusaciones presentadas por múltiples denunciantes”, el Cardenal australiano George Pell confrontaría cargos relacionados con delitos sexuales. Pell se convirtió en arzobispo de Melbourne en 1996 y cardenal en 2003. En julio de 2014, bajo la designación del Papa Francisco, Pell tomó la responsabilidad de supervisar todas las transacciones financieras del Vaticano. Tenía un enorme poder y era el Nro. 3 del Vaticano.
La columna Spotlight de 2002 del Boston Globe publicó una serie de reportes sobre el abuso sexual de niños por parte de sacerdotes católicos en Estados Unidos. La investigación de los reporteros reveló que en las últimas décadas, hubo cerca de 250 sacerdotes de Boston que habían abusado de niños y que la iglesia, en un intento por encubrirlos, movía a sus clérigos de un área a la otra, en vez de informar a la policía. Los sacerdotes continuaron abusando de niños en nuevas zonas, creando así más víctimas.
Acontecimientos similares se propagaron rápidamente por todo Estados Unidos. Las revelaciones se extendieron a sacerdotes en otros países con presencia católica, entre ellos Irlanda, Australia y otros. Otros grupos religiosos comenzaron a denunciar públicamente la corrupción de la iglesia católica.
Finalmente, ante la presión pública, el Santo Juan Pablo II se vio obligado a dar una conferencia en el Vaticano por los cardenales católicos de EE. UU., en la que el Vaticano admitió que el abuso sexual de niños es un crimen y que la estructura administrativa de la iglesia sería reformada. Lo que es más, la iglesia expulsaría a los sacerdotes que habían abusado sexualmente de niños, y los criminales serían encarcelados. La iglesia pagó más de U$S 2000 millones en compensaciones por los abusos.
Sacar dinero de los creyentes en nombre de la religión también se ha vuelto algo común. Por ejemplo, en China, varias religiones malversaron dinero desenfrenadamente al aprovecharse de la fe de los creyentes en los Budas, Daos y dioses, convirtiendo a la religión en un negocio. Se cobra dinero por ceremonias religiosas y para venerar quemando incienso, con tarifas que a veces ascienden a 100.000 yuan (U$S 15.000).
Se han construido más iglesias y templos, que se ven espléndidos en la superficie, mientras la creencia recta en Dios disminuye. Los discípulos que se cultivan genuinamente son cada vez menos. Muchos templos e iglesias se convirtieron en lugares de reunión para espíritus perversos y fantasmas, y los templos en China se han convertido en sitios turísticos comercializados, donde los monjes ganan salarios y los abades budistas y taoístas presiden como CEOs.
Durante la llamada ola de estudio del Reporte del 19° Congreso del Partido Comunista Chino, el vicepresidente de la Asociación Budista de China afirmó en un Programa de Entrenamiento para el Espíritu del 19° Congreso: “El Reporte del 19° Congreso es la escritura budista contemporánea y la he copiado a mano tres veces”. También declaró “El Partido Comunista Chino es el Buda y la Bodhisattva de hoy, y el Reporte del 19° Congreso es la escritura budista contemporánea en China, y brilla con los rayos resplandecientes de la creencia en el Partido Comunista”.
También hubo personas que recurrieron a creyentes budistas para seguir su ejemplo y aplicar el método de copiar a mano escrituras, y así copiar a mano el reporte del 19° Congreso con un corazón devoto para poder experimentar la iluminación. Cuando se publicó esta noticia en el Instituto Budista Nanhai de la provincia de Hainan, provocó una enorme controversia y finalmente fue borrado. No obstante, el reporte se difundió ampliamente por internet. Este incidente muestra que el Budismo oficial en China está lleno de monjes-políticos y, fundamentalmente, no es una comunidad de cultivación. En cambio, el budismo oficial de China se ha convertido en una herramienta utilizada por el Partido Comunista Chino para el trabajo de su Frente Unido.
Durante más de mil años, los obispos de todo el mundo fueron designados o reconocidos directamente por el Vaticano. Los aproximadamente 30 obispos reconocidos previamente por el Vaticano en la región china no fueron aceptados por el PCCh. De forma similar, el Vaticano y los católicos leales a este en China (particularmente los creyentes clandestinos) no han reconocido a los obispos designados por el Partido Comunista. No obstante, bajo la constante coerción y tentación del PCCh, el nuevo Papa recientemente inició conversaciones con el PCCh que parecen comenzar a dar el reconocimiento del Vaticano a los obispos designados por el PCCh. Así, los obispos previamente designados por el Vaticano quedarían marginados.
La iglesia es una comunidad de fe cuyo propósito es permitir a los creyentes cultivarse, elevar su moral y, en última instancia, regresar al Cielo. Cuando se hacen tratos en el mundo humano con un espíritu perverso que se rebela contra Dios, en los que el espectro comunista tiene permitido organizar y designar obispos y, por lo tanto, encargarse de asuntos que conciernen a la creencia de decenas de millones de católicos en China, ¿cómo consideraría Dios este asunto? ¿Qué les deparará el futuro a las decenas de millones de católicos en China?
En China, un país con una rica cultura tradicional, el espectro del comunismo organizó meticulosamente un sistema que destruyó violentamente la cultura tradicional, demolió las religiones ortodoxas y aniquiló los cuerpos físicos de la gente, mientras que al mismo tiempo desmoralizó a la sociedad y cortó la conexión del hombre con los dioses –todo con el propósito de destruir completamente a la humanidad.
En Occidente y en otras partes del mundo, el espectro utilizó el engaño y la infiltración para demonizar a las religiones ortodoxas, y confundir y engañar a las personas a fin de hacerlas renunciar a sus creencias ortodoxas. Así, se alejan cada vez más de los dioses hasta que enfrentan la destrucción completa. Sin importar qué medios utilizó el espectro, su propósito final es el mismo: destruir a la humanidad.
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Referencias
[1] Pospielovsky, Dimitry V. 1987. History Of Marxist-Leninist Atheism And Soviet Antireligious: A History Of Soviet Atheism In Theory And Practice And The Believer. Springer. p. 80
[2] https://www.loc.gov/exhibits/archives/ae2bkhun.html
[3] From an interview of Patriarch Alexy II, given to “Izvestia” No 137, 10 June 1991, entitled “Patriarch Alexy II: – I Take upon Myself Responsibility for All that Happened”, English translation from Nathaniel Davis, A Long Walk to Church: A Contemporary History of Russian Orthodoxy, (Oxford: Westview Press, 1995), p 89. See also History of the Russian Orthodox Church Abroad, by St. John (Maximovich) of Shanghai and San Francisco, 31 December 2007
[4] From the Heart of the Panchen Lama, Central Tibetan Administration, India, 1998, http://tibet.net/wp-content/uploads/2015/04/FROM-THE-HEART-OF-THE-PANCHEN-LAMA-1998.pdf
[5] Momchil Metodiev, Between Faith and Compromise: The Bulgarian Orthodox Church and the Communist State (1944-1989) (Sofia: Institute for Studies of the Recent Past/Ciela, 2010).
[6] Ibid.
[7] Christopher Andrew, “KGB Foreign Intelligence from Brezhnev to the Coup,” In Wesley K. Wark (ed.), Espionage: Past, Present, Future? (London: Routledge, 1994), 52.
[8] W. Cleon Skousen, The Naked Communist (Salt Lake City: Izzard Ink Publishing, 1958, 2014), Chapter 12.